LOS MERCADOS Y EL COMERCIO AMBULATORIO

El problema del comercio ambulatorio data de muchos años, y en la actual gestión municipal de Huaraz es una piedra en el zapato. Ya que aún persiste este problema en la parada Quilcay, en las avenidas Fitzcarrald, Raymondi, Luzuriaga entre otros lugares que se han visto abarrotados por vendedores ambulantes. El problema aumentará, porque a medida que crece la población también crecerá el comercio ambulatorio, y si no se soluciona oportuna y adecuadamente este problema, la situación se agravará.
Se entiende que la reubicación temporal no es la solución, es un paliativo o “un parche”.  La solución es integral, completa en el mediano plazo y concertadamente. Se tienen elefantes blancos como el actual mercado popular, el mercadillo del 28 de marzo y el mercado central de Huaraz que no han cumplido sus objetivos. Estas infraestructuras no son suficientes para atender  la demanda de infraestructura comercial. Falta construir y habilitar más mercados, mercadillos y galerías comerciales.  
Tanto la inversión privada y la inversión pública deben asumir esta tarea.  El mercado popular- que de popular no tiene nada-  pertenece a privilegiados comerciantes que no han solucionado el problema del comercio ambulatorio. No ha albergado a los humildes comerciantes ambulantes que son en su mayoría. Por eso, es urgente que la municipalidad de Huaraz construya un verdadero mercado popular donde los puestos comerciales sean solamente alquilados rotativamente, nada más por cierto tiempo, para que los más pobres tengan la oportunidad de hacerse de capital y la mayor cantidad de gente puedan beneficiarse. Así se haría política de inclusión social. Se tiene que fomentar la organización comercial de clusters como sucede en las galerías de Gamarra de Lima especializados en ropas. No hay que esperar que aparezca un supermercado como Metro, Wong, Plaza Vea u otro grande market comercial que podría destruir a varios establecimientos comerciales de la zona. En últimos de los casos, provisionalmente el cuadrante de la parada Quilcay podría convertirse en una zona peatonal y de uso comercial para que albergue a los humildes comerciantes informales.
A todo esto, a los comerciantes hay que apoyarlos con algún equipamiento, instalación y sobretodo de capacitación en temas de comercialización y su respectiva acreditación y formalización. La idea es que los vendedores tengan ventas. Y si tienen ventas, se quedarán en sus locales comerciales. Como estrategia comercial estos grupos de comerciantes tendrán que hacer compras corporativas o en conjunto para que puedan tener precios más bajos y especializarse en ciertos productos para que sean más competitivos en precios, frente a los que venden en las calles. De esta manera se desalentará a los que quieran vender en las vías públicas. Después de todo esto, ahora sí, hay que aplicar la ley con severidad y con personal honrado.
Muy bien, que algunos comerciantes que inicialmente pedían el terreno del cuartel del ejército BIM  Juan Hoyle Palacios para convertirlo en un mercado, ahora estén poniendo sus ojos en el ex hotel de turistas para que compren y construyan – con derecho - su mercado en dicha zona. Nosotros, defendemos la idea de que el terreno del ejército pueda servir para usos más nobles como la construcción de un complejo deportivo, recreacional y de esparcimiento que unan a las familias, que fomente los diversos deportes y que sirva de lugar de recreación para los niños y adultos, así cumplir con el derecho constitucional de toda persona a mejorar su calidad de vida, su dignidad y recreación.
En fin, la solución del problema del comercio ambulatorio pasa por un tema social, integral, y de mediano plazo, pero ya es hora de tomar el toro por las astas para terminar con esta problemática.